1. La ceremonia del kintukuy.
El tiempo camina en círculo, los peldaños de nuestra vida deben transitarse varias veces, lo vivido regresa y es necesario afrontarlo una vez más, de nuevo modo, tejiendo una soga fuerte con los hilos de sabiduría que hayamos podido reunir. En este camino circular, la vida nos va puliendo y convirtiendo en “Yachayniyuq” (“persona que tiene conocimiento”).
Pero el conocimiento profundo (yachay) prospera solamente sobre las raíces de nuestro corazón (sunqu). Aquel que ama crece hacia adentro y hacia afuera como un árbol antiguo. Esta práctica de amar le convierte en “Munayniyuq” (“persona que lleva en su corazón la fuerza del “munay”, la capacidad de dar amor, afecto, cariño”).
Cada año vuelve el primero de agosto, pasa por nuestra ventana recordando el día de la deidad Pacha Mama. Es el momento de reunirnos en familia, y colocar unas ofrendas, de flores de colores, de hojas de coca, de semillas de maíz, de chicha de jora. Es el momento de agradecer por el alimento, la salud, la fertilidad y la vida.
No hablemos de “pago a la tierra”, porque nuestra madre no cobra ni coloca un precio a su amor, tampoco envía castigos a aquellos que la hayan olvidado. La ceremonia de ofrendas a Pacha Mama, es llamada “Kintukuy”, es un acto de agradecimiento, y recibe este nombre porque consiste en armar racimos de hojas de coca llamados “kintu”. Esta pierde su valor si se la reduce a un acto supersticioso, es decir por temor ante las desgracias que podrían venir como castigo.
2. ¿Cómo hacer el kintukuy?
La ceremonia del kintukuy es quizás la ceremonia más bella creada por nuestros antepasados, ha sido transmitida de padres a hijos durante muchas generaciones. En el año se realiza en dos fechas importantes, la primera en el primero de agosto, la segunda en el mes de febrero, en los carnavales. En agosto es dedicada a nuestra Madre Tierra (Pacha Mama o Allpa Mama) y en febrero a nuestra otra madre, la deidad del agua (Yaku Mama o Qocha Mama).
No importan mucho los detalles de cómo realizar esta ceremonia, lo que es importante es que la familia esté reunida y agradezca a Pacha Mama, con oraciones y pequeñas ofrendas arrojadas con devoción al fuego o enterradas en un lugar discreto. Luego se comparte con alegría unos platos de comida y un poco de bebida de maíz, festejando el día de nuestra Mamacha (madrecita).
El año pasado en esta misma fecha hemos colocado en la página Quechuanetwork, un artículo breve titulado “Agosto es el mes dedicado a nuestra Pacha Mama: no olvide realizar su Kintukuy”. En aquellas páginas se menciona y explica siete etapas principales que deben cumplirse en una ceremonia de kintukuy, siguiendo la tradición conservada por los grandes maestros Yachayniyuq, de las provincias de Paucartambo y Canchis de la región del Cusco.
3. ¿Cuál es la fecha y el momento adecuado para la ceremonia del Kintukuy?
De acuerdo a nuestra tradición, la ceremonia del Kintukuy, debe realizarse el primer día de agosto, aunque también puede efectuarse en otro día del mismo mes. En los valles interandinos del sur del Perú es la época de la siembra del maíz; para alimentar a los seres humanos, Pacha Mama entra en su período de fertilidad y acoge las semillas colocadas en las chacras o parcelas de cultivo.
Las horas de la noche son las más utilizadas para esta ceremonia debido a la necesidad de silencio para la oración y concentración de la energía mental. Pero cuando esta ceremonia es organizada por la directiva de una comunidad campesina, con la finalidad de proteger espiritualmente los linderos de su territorio comunal, se acompaña con música y danzas que intentan expulsar la tristeza y otros sentimientos negativos.
4. Nuestro “Kintukuy” no es un culto pagano ni maligno.
En la época actual coexisten varias y distintas religiones en nuestro planeta. Si se revisan las estadísticas se puede encontrar que solamente el 33% de la población mundial es cristiana, esta cifra incluye a nosotros, que somos católicos en América Latina. Los católicos del siglo XXI no podemos seguir siendo intolerantes con otras religiones, los pontífices Juan XXIII y Juan Pablo II, dieron varios ejemplos de diálogo con otras religiones, como el judaísmo y la religión musulmana.
Es necesario recordar y aceptar que en nuestro propio territorio, en los países andinos, sobreviven muchas de las antiguas religiones, las que fueron creadas por nuestros antepasados no europeos. Si estas religiones y sus ceremonias, buscan el amor entre los seres vivientes, la paz, la salud y la elevación espiritual, entonces no es justo que los católicos y cristianos las despreciemos con el nombre de “cultos paganos” o “demoníacos”.
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