Carlos de la Torre
Dedicado al Maestro Amautha Tahuiro.
Una versión anterior de este ensayo se publicó en la revista Ideele, del Instituto de Defensa Legal, No. 185, febrero 2008. Lima, Perú.
El agua en las culturas antiguas.
Las sociedades humanas se han relacionado con el agua, de diversas maneras. En las culturas antiguas mediterráneas fue una deidad de rostros múltiples, algunos femeninos, otros masculinos. Por ejemplo, Poseidón, el Dios del Mar es una deidad masculina, de carácter violento y poderoso.
Las llamadas “culturas”, son los conocimientos tecnológicos y las prácticas sociales, pero además las formas de entender la vida y la muerte, que han forjado los diversos grupos humanos, durante miles de años, en su interacción con “otros seres vivientes” de este mismo planeta. Por ejemplo la idea de quiénes son esos “otros seres vivientes” es distinta en las diversas culturas humanas. Para las antiguas culturas de Grecia y Roma, varios elementos de la naturaleza tuvieron vida, y en sus religiones hubo deidades para el viento, el fuego, el agua y la tierra. Con ellas, los humanos podían dialogar, mediante ofrendas y oraciones.
De manera similar en el territorio hoy denominado América, nuestros antepasados concibieron a la familia humana como hija menor dentro de una gran familia de seres vivientes y deidades. En este Ayllu (familia extensa) planetario, existió una jerarquía correspondiendo a deidades femeninas, los lugares principales. Es así, que Madre Tierra, con distintos nombres fue y sigue siendo, la deidad mayor tanto para los Lakota de Norteamérica como para los Mapuche del sur de Chile y Argentina.
Las tres deidades hermanas y madres.
En la lengua Runa Simi, o lengua Quechua, se denomina Pacha Mama o Allpa Mama, a la deidad Madre Tierra, pero junto a ella coexisten otras deidades femeninas, con atributos de igual o mayor poder: Yaku Mama, la Madre Agua y Killa Mama, la Madre Luna. Las tres deidades disputan la compañía de Inti Tayta, Padre Sol; y de Pacha Kamaq, deidad masculina del mundo subterráneo.
Es probable que los antiguos exploradores en las épocas de los Estados Wari e Inka, hayan llegado hasta los confines de las cuatro regiones, y al encontrar al final de los caminos grandes masas de agua, hayan deducido que Pacha Mama, la Madre Tierra, flota sobre Yaku Mama, la Madre Agua. La observación adicional que las lagunas de altura y los manantiales afloran desde las profundidades del subsuelo, reforzaría la validez de esta teoría.
Inti Tayta, nuestro Padre Sol, nace todas las mañanas desde el denso follaje de la selva amazónica, esto se aprecia desde las cumbres más altas de la cordillera oriental. Entonces Pacha Mama, alberga a Inti Tayta, antes de que él se levante hacia los cielos, sin embargo al fin de la jornada, la deidad masculina busca refugio en los brazos de Yaku Mama. En el horizonte puede verse al Sol hundirse en las profundidades del mar.
Santuarios dedicados a Yaku Mama.
Varios arqueólogos afirman que no hay indicios de que la pirámide mayor en la ciudad sagrada de Pacha Kamaq, al sur de Lima, se haya construido para venerar al Sol, puesto que no se han encontrado marcadores de los solisticios y equinoccios, concluyen entonces que es posible, que este edificio estuviese dedicado a Yaku Mama. Se sabe, que Tupak Inka Yupanqui, el gobernante Inka que dialogaba con las Waka (santuarios y lugares de veneración), fue quien ordenó la construcción de este edificio, a mediados del siglo XV, en recuerdo de su madre, la reyna Añas Qollqe, princesa nacida en la nación Chincha.
Algo semejante se aprecia en la Waka Puqllana, ubicada en el distrito de Miraflores, en la ciudad de Lima. Hoy sólo permanece visible la pirámide mayor de este santuario conformado por plazas ceremoniales y otras edificaciones en un espacio comprendido entre las actuales avenidas Arequipa y Comandante Espinar. El santuario estuvo dedicado a las deidades del mar, una prueba de ello es la presencia de aletas de tiburón en las ofrendas ceremoniales. En su interior se ha descubierto varias momias de la época Wari. Esto no sorprende si se piensa que Yaku Mama acepta a los seres humanos que pasan al descanso, así como recibe también cada tarde a Tayta Inti, luego de su recorrido astral.
Es también probable que algunas de las tumbas con hermosos y sofisticados tejidos, que Julio C. Tello, descubrió a una profundidad de 20 en los arenales de la península de Paracas, pertenezcan a los reyes y personajes principales de la civilización Wari. Sus cuerpos habrían sido enviados a descansar muy cerca de las entrañas de Yaku Mama. La ciudad capital de los Wari, ubicada cerca de la actual Huamanga, tuvo una vía de acceso natural a las playas de Pisco y Paracas, siguiendo el curso de la quebrada de Huaytará (lugar de flores). Por algún motivo aún no explicado, existen restos de tres ciudades Inka, a distintas alturas de esta cuenca, construidas probablemente sobre ciudades y santuarios Wari. El templo católico del pueblo de Huaytará tiene en su interior muros y hornacinas de factura Inka de calidad similar a los edificios reales del Cusco. Los Inka veneraban como ancestros tanto a los Wari como a los Tiwanaku.
Yaku Mama y el culto a los antepasados.
El culto a los antepasados, fue uno de los principales en las religiones prehispánicas, como lo es también en las religiones tradicionales de China y Japón. En el presente puede observarse que la festividad católica de “Todos Santos” es la de mayor importancia para las familias campesinas de la sierra sur del Perú. Los recursos de tiempo y dinero invertidos en la preparación de alimentos y en rituales exceden en magnitud y dinamismo a las fiestas de “Carnaval” y “Navidad”.
Varios indicios señalan que en el culto a los antepasados, la deidad Yaku Mama ocupó un lugar principal. Ella protege y alberga a los difuntos, pero a la vez complementa a Pacha Mama, en la tarea de alimentar a los diversos seres vivos. El fragmento de una oración antigua que enseña el Amautha Tahuiro(1), proporciona una clave para entender la relación entre las dos deidades: Yaku Mama y Pacha Mama (también llamada Allpa Mama).
“Yakun yawarmiy, Allpan aychay” (El agua es mi sangre, la tierra es mi cuerpo).
Las fiestas dedicadas a Yaku Mama, en las comunidades campesinas.
En el presente, para cualquier agricultor del planeta, es evidente que el agua y la tierra unidas, son la base de la alimentación y de la sobrevivencia. Dentro de esta concepción, los agricultores campesinos de la sierra del Perú, organizan cada año los rituales de agradecimiento por la llegada de las lluvias, con ofrendas de hoja de coca, flores multicolores y otros elementos. La festividad de la “Virgen de la Candelaria”, celebrada en Puno en el mes de febrero, es quizás el mayor evento en Sudamérica dedicado a la deidad Yaku Mama. Es probable que este culto a una virgen católica haya surgido de la desesperación de los campesinos obligados al trabajo mortal en los socavones mineros, puesto que la palabra “candela” se refiere a una pequeña antorcha de cera que les entregaban para guiarse en la oscuridad. Pero a la vez es posible que el pedido de protección de los mineros fuese dirigido a Yaku Mama, bajo el rostro de la Virgen de la Candelaria; la presencia de Yaku Mama se descubre por la fecha de la fiesta que coincide con el mes de mayor presencia de lluvias.
Otra época de veneración a Yaku Mama, ocurre en el mes de julio cuando es necesario limpiar los canales de riego como preparación para la próxima siembra. Los agricultores de comunidades campesinas se organizan una vez más, con danza, música y ofrendas, para invocar la llegada de la deidad del agua a sus canales y parcelas. Estas ceremonias han sido descritas por antropólogos en referencia al cultivo del maíz en los valles interandinos de los departamentos de Lima, Junín, Ayacucho, Apurimac, Cusco y Arequipa.
El tiempo y el espacio caminan juntos.
Robert Randall(2) ha interpretado las nociones de tiempo y espacio en las culturas nativas andinas. Este autor plantea que el santuario de Qoyllur Riti, ubicado en la naciente de un río que nace de los deshielos de las cumbres nevadas que acompañan a Ausangati, montaña y Apu de categoría religiosa mayor; estuvo orientado a la veneración del mundo antiguo, con la mirada puesta en las selvas amazónicas del Antisuyu; y de manera paralela, el santuario de Pacha Kamaq, construido en las estribaciones del nevado mayor Pariaqaqa, fue dedicado al agua del mar, la gran laguna llamada Hatun Qocha, representante del mundo del futuro.
Desde la perspectiva de la cultura occidental, es difícil entender la noción de que el mundo del futuro coincida con el lugar donde reposan los difuntos. Sin embargo en el idioma Quechua, una expresión popular afirma que cuando alguien ha fallecido, “se ha adelantado en el camino”. De esta manera, “los que han muerto van por delante, en el camino de la vida, y los que están por nacer, vienen por detrás” de los actuales caminantes. En resumen podríamos decir que Yaku Mama, la Madre Agua, es nuestro punto de origen y a la vez de retorno.
(1) Maestro Amautha Tahuiro, líder espiritual, miembro de un linaje de sacerdotes Inka que emigró a la selva del Cusco por causa de la persecución religiosa del Estado colonial.
(2) “Qoyllur ritì, an Inka fiesta of the Pleiades: reflections on time and space in the andean world”. Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, 1982, XI, No. 1-2, pp. 37 – 81.